Una de las causas más comunes de infertilidad femenina es la disfunción ovulatoria. La ovulación empieza en el sistema endócrino (hormonal) del cuerpo y culmina con la liberación de un óvulo maduro (ovocito) de un folículo en la superficie del ovario. A continuación simplificamos los eventos hormonales que dan lugar a la producción de un óvulo:
En las profundidades del cerebro, el hipotálamo – una glándula del tamaño de una almendra que ayuda a regular el numero de procesos metabólicos, como el hambre, la sed y la temperatura del cuerpo – secreta hormona liberadora de gonadotropina (GnRH).
Esto estimula la pituitaria, una glándula del tamaño de un chícharo situada en la base del cerebro para que secrete hormona folículo estimulante (FSH).
En el ovario, los folículos (sacos que contienen óvulos inmaduros) responden inflamándose, pero uno domina a los demás y les impide alcanzar un mayor desarrollo.
Entonces, la pituitaria disminuye la producción de FSH y libera hormona luteinizante (LH), la cual a su vez, le indica al folículo estimulante dominante que libere su óvulo.
Si el proceso se desarrolla correctamente, un óvulo maduro será liberado de su folículo 36 horas después de que surja la LH, y empezará su trayecto hacia el útero. Si el cuerpo no produce estas hormonas en la forma exactamente adecuada, un desbalance o deficiencia hormonal puede causar infertilidad. El tratamiento con gonadotropinas o “medicamentos para la fertilidad” puede incrementar las posibilidades de concebir al estimular los ovarios inactivos para que ovulen o produzcan más de un óvulo a la vez.
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